Por Dirk Hoffmann, 11 de Enero de 2016
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El mundo está viviendo condiciones de un El Niño muy fuerte desde hace varios meses, cuyos impactos están siendo sentidos alrededor del globo. Entre otros, la temperatura global promedio ha aumentado y ahora está 1° C por encima de la época preindustrial.

Según los pronósticos, El Niño llegará a su mayor fuerza recién durante los meses de enero y febrero. Para algunas regiones, el fenómeno climático recurrente traerá lluvias en exceso, para otras, la falta de precipitaciones provocará sequías. Se espera que los impactos igualen o sobrepasen aquellos del año 1997/98, abriéndonos una ventana al mundo futuro de los probables impactos del cambio climático.

 Foto1110116.jpgEl Niño actual está de la misma dimensión que los eventos históricos de 1982/83 y 1997/98; fuente IRI

Un “Super-El Niño” ha llegado

El fenómeno de El Niño hace su aparición a escala global desde hace un par de meses, y se ha venido fortaleciendo hacia finales del año pasado. En su último boletín “El Niño/La Niña hoy” de noviembre pasado, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) había resumido la situación actual y las perspectivas de la manera siguiente:

“En el océano Pacífico tropical continúa un episodio de El Niño intenso y maduro. La mayoría de los modelos internacionales sobre la evolución probable del clima indican que el episodio de El Niño de 2015/2016 se fortalecerá ligeramente antes del final del año. Las previsiones de los modelos y las opiniones de los expertos sugieren que el valor máximo promedio en un período de 3 meses de las temperaturas de la superficie del agua en las zonas central y oriental del Pacífico tropical superará la media en 2 ºC, por lo que el presente episodio de El Niño se situará entre los tres más fuertes registrados desde 1950 (1972/1973, 1982/1983, 1997/1998).”

Esto es exactamente lo que ha pasado. El actual El Niño ha alcanzado (o posiblemente sobrepasado) la intensidad de los últimos dos eventos de fines de los años 80 y finales de los años 90 (ver gráfico arriba), por lo que varios observadores lo han bautizado “Super-El Niño” e incluso “El Niño Godzilla”.

Sobre el origen de El Niño hemos comentado en el Klimablog anteriormente lo siguiente: “Uno de los fenómenos climáticos predominantes en toda la región andina y en la costa occidental de América del Sur en general es “El Niño”, la Oscilación Sur El Niño (ENSO, por sus siglas en inglés). El Niño es un fenómeno climático natural, que tiene impactos en toda la región del Pacífico. Se origina en el Pacífico oriental a la altura de la línea del Ecuador, cuando se debilitan los alisios, vientos que circulan entre los trópicos hacia el Ecuador. Esto provoca un calentamiento de las aguas de esta región por encima de lo normal.”

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El Niño y la lluvia en el mundo. Verde: regiones con exceso de precipitaciones; café claro: regiones con sequías; fuente: CIIFEN/IRI

Impactos globales de El Niño

Los impactos de El Niño de 2015/16 ya se han hecho sentir alrededor del globo durante los últimos meses del año pasado. Por una parte, apoyado por el fenómeno de El Niño, las temperaturas globales han aumentado notablemente, situando el año 2015 como el más caliente desde que comenzaron los registros climáticos. La temperatura global promedio está ahora 1° C por encima de la temperatura de la era preindustrial.

Los océanos se han calentado ya de una manera que pone en riesgos de descoloración a los corales en la mayor parte de los arrecifes del mundo. Esta “descoloración” (coral bleaching) es una señal de alerta de los corales y si las temperaturas altas persisten por tiempos prolongados, es el inicio de su paulatina muerte.

En América del Sur se han registrado inundaciones fuertes en partes de Paraguay, Argentina y Brasil, forzando a 170.000 personas de dejar sus casas durante las fiestas navideñas. Asunción, la capital de Paraguay, ha sido la ciudad más afectada y el país ha declarado el estado de emergencia. En el sur de Brasil las lluvias no solamente provocaron daños, sino también tuvieron un efecto benéfico, considerando las condiciones de fuerte sequía de los últimos años. En el Perú, el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo comunicó la salida del país del Rally Dakar debido a los daños esperados por la ocurrencia de un El Niño fuerte, que debería traer lluvias en exceso a las zonas costeras.

En parte de África se registran condiciones de sequías fuertes, como en África del Sur o en Etiopía. En este último país en el noreste del continente, más de 8 millones de personas están sufriendo hambre por la falta de lluvias. Mientras tanto, Somalia y otras regiones de África oriental han sido víctimas de inundaciones causadas por precipitaciones extremas.

Otro de los países golpeados ya de manera fuerte es Papua Nueva Guinea en el sureste asiático. Heladas y sequías extremas han causado una crisis alimentaria que afecta a 3 de cada 7 habitantes del país isleño. Especialmente en sus partes altas en el interior, donde la mayor parte de la población depende de una agricultura familiar de subsistencia, los impactos han sido muy sentidos.

Ya en octubre de 2015, la organización internacional Oxfam había lanzado el informe “Entrando a aguas desconocidas. El Niño y la amenaza sobre la seguridad alimentaria” (El Niño and the threat to food security) alertando sobre el impacto del fuerte El Niño sobre millones de personas en el mundo, incluso poniendo en riesgo los avances recientes logrados en la lucha contra la pobreza.

Pero los impactos del ENSO no se limitan a los países tropicales. En el norte de Inglaterra y Escocia las lluvias intensas durante la última semana del año pasado han causado inundaciones históricas y han dado inicio a un fuerte debate sobre la efectividad del sistema de protección contra inundaciones del país frente al cambio climático.

En Estados Unidos se han visto también inundaciones y vientos huracanados fuera de época durante diciembre pasado, que han afectado amplias regiones del centro-sur del país, con el estado de Texas y el río Mississippi en su centro. Sin embargo, otras partes del país estaban ansiosamente esperando la llegada de El Niño, como el estado de California, que padecía una súper sequía de varios años y ahora ha recibido algo de alivio en forma de fuertes precipitaciones. De manera general, los Estados Unidos tienden a recibir menos lluvias en la parte norte, mientras que las lluvias en la parte sur son por encima del promedio, así muchas veces favoreciendo los rendimientos agrícolas en el centro-sur del país.

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Imagen que muestra la zona “Niño 3.4” en el océano pacífico, principal indicador para condiciones de El Niño; fuente: Climate Diagnostics Bulletin CPC/NOAA, Nov. 2015

Los pronósticos para los próximos meses

En una perspectiva histórica vemos que las condiciones tanto para El Niño como para La Niña, la fase fría de la oscilación del sur, comienzan a desarrollarse durante el período de abril a junio, según informa el Instituto para la Investigación de la Tierra (IRI) de la Universidad de Columbia en Estados Unidos. Luego llegan a su fuerza máxima durante diciembre a febrero. La duración típica de un evento ENSO es de 9 a 12 meses. Considerando estos parámetros, El Niño actual 2015/16, aunque extraordinariamente fuerte, hasta la fecha muestra un comportamiento temporal completamente normal.

En su más reciente boletín el Centro para la Predicción Climática de la agencia meteorológica de los Estados Unidos NOAA, predice la continuación de condiciones fuertes El Niño durante los próximos meses:

“Se espera que El Niño continúe fuerte durante el invierno 2015-16 del Hemisferio Norte, anticipándose una transición a un ENSO neutral tarde durante la primavera o temprano durante el verano 2016.” Es decir, tenemos que contar con fuertes anomalías climáticas hasta marzo o abril de este año.

                                                                               

La próxima entrada al Klimablog estará dedicada a los impactos de El Niño en Bolivia.

 

 

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